Desde hace más décadas de las que pensamos, que la inteligencia artificial (IA) se está convirtiendo poco a poco, o para algunos otros más rápidamente de lo que les gustaría, en una compañera omnipresente, tocando cada faceta de nuestras vidas, incluso las más cotidianas. Desde sugerir la próxima serie que veremos hasta facilitar diagnósticos médicos, la IA ha trascendido fronteras y promete seguir haciéndolo. Sin embargo, con gran poder, viene una gran responsabilidad, lo que plantea la necesidad de una regulación robusta y una ética inflexible. El auge vertiginoso de la IA ha sido una espada de doble filo. Por un lado, facilita la vida cotidiana y, por otro, plantea desafíos éticos y de empleo. La regulación de la IA se ha convertido en un tema candente, con actores globales como la Unión Europea y los Estados Unidos dando pasos hacia la creación de un marco normativo. En noviembre de 2023, una cumbre internacional resultó en el compromiso de 28 países y la UE para avanzar en la regu